Unos días atrás desperté a las 4 de la mañana. En ese instante, empezó mi mente a visualizar parte de mi vida actual, combinada con algunos años anteriores: me dije: debiera escribir algo en el computador y sobre él. Por lo que pueden apreciar tengo computador y a los 81 años estoy tratando de aprender a usarlo.
Hace 4 meses, se le ocurrió a mi hija mayor: que debiera entretenerme en algo que llenara mi existencia, para ello, me envió un computador ¿a mi? que no tenía ni idea de hacerlo funcionar. No le encontré ninguna gracia, que podía hacer yo con él, mi orgullo fue más fuerte y por agradecimiento al sacrificio de mi hija, decidí tratar de aprender. Me inscribí en un curso gratuíto de Alfabetización Digital, uno de los programas de capacitación de BiblioRedes, que funciona en la Biblioteca Arturo Matte. Allí conocía a la Sra. María Angélica bibliotecaría, desde cuando iba a sacar apuntes para mis nietos; fueron varios años hasta tercero medio de uno de ellos, fecha en que sufrí un accidente vascular, luego 2 más.
En esta ciscunstancia uno de mis nietos me daba ánimo, me decía: ¡hable y escriba abuela!, para que podamos estudiar, ello me dio fuerzas para recuperarme, quedé sólo con algunas secuelas: pude razonar hablar, andar y escribir, gracias a Dios, perfectamente.
La vida siguió su ritmo inexorable: en 1997 falleció mi esposo, al año siguiente su mamá, que había vivido con nosotros 48 años, junto con ella criamos nuestros hijos, y en 2005 se fue mi hija Marita.
Ahora me siento querida y protegida por el resto de los míos: mi nuera, mis hijos y mis nietos. ¡Dios jamás abandonada a los creen en EL.
Volveré a escribir sobre mi curso de computación, el profesor Rodrigo Provoste, de dicho curso, es una persona especial, con paciencia a toda prueba, igual a las personas que ya conocía en la biblioteca. Creí que iba a estar meses, porque no daba una, más luego aprendí lo indispensable para mí: como cambiaron los computadores y el mío era antiguo y distinto, decidí quedarme en casa e ir cuando lo necesite. El profesor con mucho tacto y paciencia me enseño cada detalle, igualmente un funcionario de la biblioteca don José. Nunca se alterarón por mi lentitud para aprender. Debí anotar detalle por detalle, repasarlo varias veces hasta grabarlo en mi mente.
La computación me ha hecho revivir, tomo las cosas de otra manera. Gozo recorriendo mi pais del cual conozco poquísimo. He apreciado bellas imágenes de otros países: especialmente de la ciudad de Boston, donde mañana, Dios mediante, irá mi hija Mayor por unos días.
Dos de mis nietos ya se titularon.Puedo resumir con justicia que la Computación también sirve para personas de edad avanzada que tienen ganas de vivir y agradecen, a cada instante a Dios, por permanecer en este mundo y poder disfrutar de las cosas bellas que he visto y oído en los programas del computador, de los Power Point que me han enviado mis amigos,los cuales son de gran contenido moral, bella música y paisajes preciosos. Mi nieto Christian me llama MI ABUELA COMPUTARIZADA.